lunes, 25 de agosto de 2008

Cuando el dinero no tiene valor.

El que no es amante a los deportes, es infinitamente probable que no visite la pagina de ESPNdeportes.com. Es mas, talvez ni sepa que existe. En consecuencia no leera nunca la columna que escribe en ese medio el lanzador Dominicano de grandes ligas Miguel Batista. Siendo así, he querido reproducir su ultima publicación, por considerar que tiene un mensaje útil más alla de la fanaticada deportiva. Que lo disfruten.


Cuando el dinero no tiene valor
por: Miguel Batista
publicado: domingo, 24 de agosto de 2008

SEATTLE -- La semana pasada mientras hablaba con un compañero que me contó una anécdota sobre un jugador, el cual era un amigo que teníamos en común, terminada la historia mi compañero bajó la cabeza y con voz entristecida terminó diciéndome "¡Que cosas tiene la vida! en el juego él parece ser invencible, pero ante la vida, no es más que un ser humano, como otro cualquiera".

Esta es quizás una parte de la vida de nuestras estrellas que ustedes desconocen y nunca llegan a ver, aquella que sin importar los logros y la fama, muchas veces nos deja indefensos ante la vida y la muerte o aunque algunas veces parezca difícil de creer, el dinero no tiene valor y la fama se convierte en una cruz.

-"¡¿Caballo y que pasó? Esa bola estaba por el mismo medio del plato y tú no le hiciste swing! Le preguntó un compañero a una de nuestras súper estrellas en una ocasión al verlo poncharse con las bases llenas. "Si lo sé", le respondió él mientras se quitaba el casco y dejaba caer el bate en el suelo abatido "¿Qué es lo que te pasa? Tú eres demasiado bueno para que estés jugando como lo has hecho últimamente" le cuestionó su compañero poniéndole la mano en hombro. El estelar jugador bajando la cabeza le respondió "mi hijo tiene diez días en el hospital y cada día está peor. Según el doctor la cosa no parece ser nada buena." "¡Lo siento mucho ¿Por qué no nos habías dicho nada?! "Nadie lo sabe, no le he dicho nada al manager tampoco para que no se enteren en la prensa y hagan noticia con ello. Yo sé que no estoy bateando bien, pero es que no me puedo concentrar sabiendo que mi hijo está tan enfermo; todo el mundo piensa que es que estoy teniendo una mala racha, pero como puedo jugar bien sabiendo que mi hijo está tan mal."
Ambos miraron hacía el terreno de juego mientras guardaban silencio por un instante
"¿Y qué es lo que vas a hacer?, porque tú no puedes seguir jugando de esa manera?, ya la prensa está hablando muy mal de ti. "No lo sé, yo solo quiero irme al hospital"

-Una vez al encontrarnos con un compañero que había pasado por un mal momento y estaba teniendo la peor temporada de su carrera como lanzador, todos los abrazamos y le preguntamos como seguía. "No saben lo difícil que fue todo eso para mi", comenzó diciéndonos, "mi esposa y yo hemos tratado de tener hijos desde hace mucho tiempo y no habíamos podido y ahora que por primera vez tenemos la oportunidad, el embarazo se interrumpe a los seis meses." En ese momento sentí que se le quebraba la voz y trató de limpiar su garganta tratando de toser. "Íbamos a tener gemelos", nos dijo con una mirada triste y una voz de orgullo, "el doctor me dijo que las posibilidades de que sobrevivieran era de una en seiscientos, eso me tumbó la moral desde el primer día. Yo los miraba a través del cristal de la incubadora y se me salían las lágrimas." En ese punto su expresión cambió por completo, sus ojos parecieron sumergirse en lo más profundo de su rostro; nada en la tierra me hubiera preparado para las palabras que escucharía a continuación: "Cuando los niños murieron mi esposa lloraba desconsoladamente todas las noches y abrazada a mí solo me preguntaba ¡¿por que?! Yo me sentía inútil, el verla sufrir me destrozaba el alma. Hubiera dado todo y hasta más de lo que tengo por haber salvado a mis bebés.

"Señores es verdad que lo que muchas veces parece no es lo que es", me confesó uno de nuestros entrenadores tiempo atrás. "¿Por qué dice eso?", le pregunté. El miró a ambos lados como si se asegurara de que nadie escucharía lo que me decía. "Cierta vez en mi antiguo equipo el manager me llamó a la oficinita y me dijo que teníamos un serio problema con uno de nuestros peloteros latinoamericanos, quien era la súper estrella del equipo, yo me sorprendí ya que el jugador al que él se refería estaba teniendo la mejor campaña de su carrera y nuestro equipo, gracias a él, tenía la oportunidad de llegar a las semifinales. Yo le pregunté cual era el problema con él. El me dijo que los trabajadores del clubhouse le habían comentado que el jugador había amanecido varias veces en el estadio y que en más de una ocasión, luego de irse a casa, había vuelto horas después al estadio borracho y se había quedado dormido en uno de los sofás de los camerinos. Como yo era uno de los entrenadores latinos del equipo, el manager me pidió que hablara con él. Yo me acerqué al jugador y traté de aconsejarlo de que dejara de andar en la calle y que le pusiera asunto a su carrera, que el tenía la oportunidad de ir al salón de la fama y que no dañara su carrera de esa manera."

En ese momento nuestro entrenador mostró una quebrada sonrisa y me preguntó "¿tú sabes que era lo que estaba pasando?" yo le negué con la cabeza y esperé en silencio por su respuesta. "Cuando terminé de aconsejarlo el comenzó a llorar y me confesó que no era lo que estábamos pensando; que él era hijo único y cuando llegó a las Grandes Ligas se trajo a sus padres a vivir con él, pero ellos vivían matándose y él no soportaba el dolor cuando los escuchaba pelear y por eso se iba a dormir al estadio, porque era el único lugar donde estaba tranquilo. Él se había dado cuenta que cuando le iba bien en el juego su padre casi no peleaba y su mamá estaba contenta, y esa era la razón por la cual jugaba tan duro todos los días, sólo por no verlos pelear".

Como pueden ver todo no es fama y fortuna debajo de la gran carpa de Las Mayores; y como me dijo un compañero el otro día, citando la canción del mártir de la salsa Héctor Lavoe, compuesta por el maestro Panameño Rubén Blades, El cantante: "...y nadie pregunta si vivo o si lloro, si tengo una pena que hiere muy hondo, vinieron a divertirse y pagaron en la puerta, no hay tiempo para tristezas, vamos cantante comienza&"

Según me cuentan, el hijo del primer jugador terminó teniendo un extraño caso de asma que luego de un arduo tratamiento se le pudo controlar; él acabó teniendo la peor campaña de su carrera hasta el momento. El segundo aún sigue con su esposa y está teniendo una excelente temporada, pero hasta el momento no han podido conseguir su sueño de concebir su primer hijo. El último terminó tercero en votos para el jugador más valioso de ese año, pero su equipo no llegó a la postemporada. Lo bueno es que sus padres se enteraron de lo que estaba pasando con su hijo y decidieron ir a un consejero familiar para tratar de mejorar la situación.

Hay historias en nuestro mundo que nos hacen recapacitar y pensar que a pesar de los laureles y el éxito, como el tíitulo de la famosa novela, es cierto que los ricos también lloran.

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